Siete claves para conseguir un impacto mediático de calidad para entidades y empresas
Un guiso crudo o demasiado hecho puede ser motivo de ‘fracaso’ a la mesa, sobre todo si se cocina para un evento. Otras veces el fracaso puede venir por no elegir la receta adecuada a la situación o por una mala presentación. Y si no que se lo digan al concursante Alberto, de la última edición de MasterChef, cuyo ‘León come gamba’ ha generado todo tipo de chistes. De un modo muy similar funciona la comunicación, no es cuestión de pasarse de generar contenido, pero tampoco de menos. Digamos que se trata de cocinar una “comunicación en su punto”.
Alguna vez, hojeando la prensa, te preguntas: ¿pero qué ha hecho esta empresa para llevarse un titular que no haya hecho la mía? Quizás su único mérito sea haber sido capaz de transmitir sus valores al resto, es decir, a los medios, que son los que acaban generando opinión. Y no sólo haberlo comunicado correctamente, también originalmente. No sirve de mucho, al menos en cuanto a la imagen de marca y de posibles consumidores, que nos esforcemos por hacer bien las cosas, seamos una entidad seria y profesional pero que no se transmitan nuestros méritos.
Tampoco es cuestión de bombardear a los medios con notas de prensa de poca trascendencia que acaban olvidadas en la papelera del correo electrónico. Y es que, según indica la consultora Torres & Carrera, de cada 73 notas de prensa sólo se lee el 7,3 por ciento.
Pautas para evitar el exceso o el defecto de comunicación
1.- El primer paso, muchas veces omitido, es contar con un plan de comunicación. Con esta herramienta se sabrá de dónde parte la entidad y qué quiere lograr y servirá de guía para implantar sus acciones de comunicación. Resulta fundamental mantener una línea informativa y un criterio.
2.- Hay que tener claro qué puede ser noticia y qué no. No sirve transmitir cada pequeña novedad interna y dotarla de naturaleza informativa cuando realmente no la tiene.
3.- Se debe evitar convertir la nota de prensa en una nota publicitaria, los medios no le dan cabida en la mayoría de casos. No caigas en la ‘autopromoción’.
4.- Cuida desde la redacción, las imágenes, hasta el diseño de las comunicaciones que hagas. Dicen mucho de ti y te abren o cierran más puertas de las que imaginas.
5.- El envío de las notificaciones por las vías adecuadas, en el día u hora más recomendado, pueden resultar definitivos para el éxito de tu comunicación. Estudia, por ejemplo, la agenda informativa con antelación para evitar los días más colapsados.
6.- Si hay posibilidad, no está demás llamar a los medios de comunicación para confirmar que se ha enviado correctamente la notificación y que llega a la persona que gestiona los contenidos. Muchas veces un correo electrónico de una empresa puede ignorarse porque se presuponga que es de índole publicitario.
7.- Haz un seguimiento de tu presencia en medios. Analiza qué funciona y qué no ha tenido repercusión. Ese balance te puede dar claves para mejorar tus debilidades y aprovechar tus fortalezas.
Retroalimentación, otra clave
Como último consejo, hay que tener en cuenta que los medios no son simples trasmisores de notas de prensa. Es decir, que ellos también generan reportajes propios y demandan material, entrevistas o testimonios a las empresas o entidades. En ese momento estas deben responder con agilidad, criterio y disposición, en la medida de lo posible. La relación con los medios requiere retroalimentación, por tanto es preciso cuidar la atención hacia ellos, un buen trato puede significar una posterior cobertura a actos organizados por la empresa o entidad.